miércoles, 12 de octubre de 2011

Trabajo de Campo. Bibliografía 1: Cáncer en ancianos

Rodríguez R. Cáncer, peculiaridades en el envejecimiento. En: Rodríguez R, Lazcano G. Práctica de la geriatría. 2ed. México: McGraw-Hill Interamericana; 2007: 251-253.

El capítulo empieza afirmando que el cáncer es una causa bastante frecuente de muerte en personas de 65 años y más. De hecho, según informes epidemiológicos, hasta el 60% de los cánceres se presenta en personas envejecidas. Esto se debe a que el paso del tiempo y el proceso de envejecimiento pueden favorecer la aparición de lesiones malignas: uno de los mecanismos que se producen al envejecer es la incapacidad gradual y progresiva de reparar el ADN, la pérdida de fragmentos de telómeros y la intromisión de radicales libres, todo lo cual favorece a la carcinogénesis al dañar el funcionamiento y la estructura celular. Me llama la atención la afirmación de algunos científicos de que “todos desarrollaríamos neoplasias si viviéramos lo suficiente”.
La carcinogénesis es ya de por sí un fenómeno complejo, y lo es todavía más cuando interactúa con el proceso de envejecimiento, ya que añade un riesgo y muchos obstáculos. Además se señala que las neoplasias que se desarrollan en los ancianos son de diferente naturaleza y comportamiento que las de los jóvenes: el pronóstico suele ser peor para aquéllos.
Otra característica de los mayores que favorece el desarrollo del cáncer es la merma gradual de funciones como el metabolismo hepático, la depuración renal y la eficiencia del sistema inmunológico, lo cual contribuye a que los carcinógenos permanezcan más tiempo en el cuerpo y tengan mayores probabilidades de causar daño. A todo esto hay que añadir que un paciente viejo y frágil tendrá menos oportunidades de recibir y tolerar tratamientos antineoplásicos.
Cabe destacar el hecho de que los ancianos muy viejos presentan menos neoplasias, la prevalencia disminuye después de los 90 años. En su caso, el cáncer se convierte en una causa de muerte menos importante, hay menos metástasis y el crecimiento es más lento: “los viejos muy viejos mueren con cáncer, pero no de cáncer”.
Los principales cánceres a los que se enfrentan son los de mama, pulmón, colon, próstata, piel, hematológicos e intracraneales.
Los procedimientos de detección y tratamiento no cambian por el hecho de la edad. Las consideraciones especiales se centran en la esperanza de vida, la funcionalidad, las preferencias del paciente y los recursos disponibles. Es muy importante valorar en detalle al paciente antes de la intervención.
En cuanto al tratamiento, cualquier decisión debe basarse en las herramientas de la gerontología para tomar una decisión final adecuada que evite tanto el encarnizamiento terapéutico, como la negligencia por indiferencia y segregación. Para varias neoplasias se considera que el tratamiento quirúrgico podría ser el más rápido, mejor tolerado y sin complicaciones; no obstante, muchos tienen la creencia errónea de que la cirugía está contraindicada en pacientes viejos y escogen la opción de la quimioterapia y la radiación, que son menos toleradas.
Se debe prestar mucha atención al aspecto funcional, puesto que al centrarse en la neoplasia se suele olvidar la calidad de vida y la independencia del paciente. El mal estado general, el abatimiento moral y los efectos secundarios inciden en la funcionalidad , si no se toma precauciones, puede perderse permanentemente y convertir el tratamiento en una catástrofe y no una oportunidad. Tampoco debemos olvidar la atención a la familia, el duelo y la información, y sobretodo que las decisiones corresponden al paciente.

Rocío Sánchez Martín

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